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Relato Erótico de su padre
La situación económica de la empresa no era nada buena. Teníamos muchas deudas y la planta de personal se había reducido de 30 empleados a solo 7. Estábamos llegando al punto de tomar la decisión de declararnos en bancarrota, pero mi esposa Claudia de 40 años y mi hija Jimena de 18, me motivaban a no tomar esa decisión tan dolorosa ya que la empresa de textiles había pasado de generación en generación a lo largo de estos últimos desde la gran bisabuela hasta yo.
"Estamos dispuestas a hacer lo que sea con tal de seguir adelante con la empresa", me repetían una y otra vez ellas dos.
Cierto día, en que yo buscaba llegar a un acuerdo con los dos más grandes deudores, el Doctor Javier Martínez y el Doctor Horacio Jiménez, mi esposa y mi hija me llamaron al celular y acordamos encontrarnos en el restaurante donde almorzaba con mis acreedores.
Hablábamos del monto de la deuda y yo me daba cuenta que la condiciones de pago eran muy difíciles de cumplir.
-"Por que no me dan mas tiempo y les prometo que les pagare en tres meses"- decía yo infructuosamente buscando convencerlos de que me dieran más plazo.
Si lograba un acuerdo con ellos la empresa se salvaba, pero si no lo hacia, estaba condenada a desaparecer.
"Lo siento Cesar, pero no es posible", me repetían una y otra vez los doctores.
En ese momento, Claudia y Jimena llegaron al restaurante y se acercaron a la mesa. Me di cuenta que ellas se acercaban porque los Doctores no les quitaron su mirada desde que entraron al restaurante. Mi esposa Claudia lucia un vestido ajustado al cuerpo el cual terminaba bien arriba de las rodillas. A pesar de sus 40 años de edad ella conservaba los mismos rasgos físicos que me conquistaron hace 21 años, que era lo que llevábamos de casados. Sus redondos y voluptuosos pechos lucían hermosos y eran más destacados por lo ajustado de su blusa y el brassier 36C que ella usaba. Sus piernas y su cadera eran muy femeninas, y como ella se cuidaba mucho, hacia ejercicio con regularidad y no estaba pasada de kilos, se veía muy atractiva. Su trasero era bien delineado por la apretada falda y se notaba que tenia unas bellas nalgas. Su rostro, libre de arrugas, dejaba ver una combinación interesante, ojos miel y cabello rubio corto que apenas cubría su cuello.
Mi hija Jimena lucia sus ajustados jeans azules por donde destacaba su delicado y bien formado culo juvenil. Pero lo que más se resaltaba de ella era el contraste de sus senos. Ella heredo la misma cualidad de su madre. Sus pechos eran de la misma talla de Claudia con la diferencia era que Jimena era de cuerpo delgado, lo que hacía que las tetas de mi hija lucieran verdaderamente espectaculares. Tenia una camiseta que ajustada a su torso dejaba entrever que sus tetas eran dos deliciosos melones dignos de ser lamidos por una lengua masculina. No era normal ver a una adolescente de su edad con esos pechos tan redondos y parados y ella me comentaba que en el colegio siempre le insistían que ella se había operado sus senos porque los tenia perfectos. Por si todo esto fuera poco, además de todo, de sus piernas delgadas destacaba su espectacular y deseable trasero. Involuntariamente, pensé en Raúl, el novio de Jimena y lo envidie, debe ser un afortunado por montarse encima de ella y clavarle su verga en esa delicia de culo.
-"Mucho gusto, mi nombre es Jimena.... Mucho gusto mi nombre es Claudia...", dijeron ellas presentándose ante los Doctores sin sentarse a la mesa.
Ambas me dieron un beso, Claudia en la boca y Jimena en la mejilla rozando ligeramente mis labios mientras que el Doctor Martínez miraba admirado el precioso cuerpo de Jimena, el Doctor Jiménez no quitaba sus ojos de las tetas de Claudia.
"Cariño aquí están los documentos que me pediste", me dijo ella pasándome un sobre que le había pedido.
-"Bueno mucho gusto en conocerlos, espero que lleguen a un acuerdo", dijo mi esposa Claudia despidiéndose de los Doctores.
-"No se vayan por favor... siéntense un rato y tómense una copa... les invitamos", dijo el Doctor Martínez poniéndose de pie.
Ellas sonrieron y agradecieron por la invitación mientras que el Doctor Martínez de forma extrañamente caballerosa les acercaba una silla. Mi esposa Claudia quedo sentada entre los dos Doctores mientras que Jimena quedo en frente de ellos a mi derecha.
De forma sorpresiva el tema de conversación cambio.
-"Y Claudia, tu a que te dedicas?", pregunto el Doctor Jiménez turnando su mirada entre el rostro de ella, sus pechos y sus piernas.
Claudia les empezó a contar de su actividad con la empresa y de lo importante que era para ella, haciéndoles énfasis en que ella estaría dispuesta a todo por sacarla adelante.
-"Así que harías cualquier cosa?"-respondía preguntando el Doctor Jiménez haciendo una sonrisa burlona que no me gustaba para nada.
El almuerzo se convirtió en una charla amigable para los doctores mientras que ellos no dejaban de mirar descaradamente las tetas de mi hija y mi esposa mientras que las piernas de Claudia eran detalladas por sus ojos.
Al finalizar, ellos se acercaron a ellas y cada uno les dio un beso en la mejilla. Me moleste de la forma que ambos miraron el trasero de Jimena mientras que ella se alejaba hacia el baño antes de salir del restaurante. En sus miradas se notaba el deseo masculino por clavar esa belleza de culo.
-"Creo que llegaremos a un acuerdo que nos convendrá a ambas partes" -fueron las palabras de alivio que pronuncio el Doctor Martínez saliendo del sitio.
Dos días mas tarde, llegue a casa tarde en la noche como a eso de las 11:00 PM y para sorpresa encontré a Claudia aun levantada. Ella me esperaba en la sala y tenia puesta su sexy pijama la cual se ponía en ocasiones especiales. La pijama tenía un delicado top que colgada de dos tiras en sus hombros y escasamente ocultaba sus voluptuosos pechos. El top quedaba puesto sobre sus tetas de tal forma que era cuestión solamente de levantarlo y esos dos ricos melones quedaban a disposición de mi boca. Además la pijama tenía un corto y ajustado pantaloncito el cual destacaba su culo y sus piernas.
-"Vaya, vaya, pero que mujer tan hermosa", le dije yo halagándola.
Ella me sonrió y sin moverse del sillón espero a que yo me acercara. Me senté al lado de ella y simplemente levante su top, besándole sutilmente sus pezones y lamiendo cada una de esas ricas tetas durante un par de segundos. Baje mi mano a su corto calzón buscando acariciarla y ella me detuvo.
-"Amor... tenemos que hablar...", me dijo ella con cierto tono de preocupación.
Su rostro cambio de aspecto. Lucia preocupada.
-"Prométeme que no te vas a enfadar, por favor", me dijo ella dejándome ya muy preocupado por su extraño comportamiento.
-"Este paquete llego hoy... viene de los Doctores... dice que llegamos a un acuerdo si se cumplen las condiciones...", me dijo ella pasándome el sobre.
Lo tome sorprendido y animado porque la empresa se salvaría. Al abrirlo, yo no entendía de qué se trataba.
Tenía dos reservaciones en un lujoso hotel de Monterrey. Una reservación estaba hecha a mi nombre para una habitación sencilla. La otra reservación estaba hecha a nombre de los Doctores y allí también aparecían el nombre de Claudia y Jimena. Era una suite con cama doble. También figuraban los documentos en que la deuda de 300,000 pesos quedaba al día y saldada.
-"Aun no entiendo... Que es lo que quieren ellos?.... de que se trata esto?", pregunte yo haciendo cara de sorpresa.
Claudia me abrazo y me aclaro lo que yo, estúpidamente, no entendía.
-"Recuerda que estamos dispuestas a hacer lo que sea por salir de esta situación económica tan difícil", me dijo ella acariciando mi cabello.
-"Vamos a Monterrey el próximo fin de semana con todos los gastos pagos. Tu te quedaras en una habitación sencilla y Jimena y yo nos quedaremos en una suite con cama doble haciéndoles compañía a los Doctores... la deuda quedara pagada luego de tener sexo con ellos toda la noche...", me dijo Claudia de forma seca.
Quede en shock. Una lágrima de impotencia se escurrió de mis ojos.
En los siguientes cuatro días Claudia y yo nos dedicamos a hacernos el amor todas las noches. Me daba envidia que su cuerpo y en especial sus tetas y su trasero iban a ser compartidos con dos abusivos extraños, así que cada noche mi esposa recibía mi verga y ella me dejaba jugar con sus pechos.
A Jimena no le gusto la idea para nada. Decía que la daba asco dejarse montar de esos hombres obesos y perversos. Le dijimos que no nos acompañara a Monterrey, pero al final ella decidió ir en solidaridad con su madre. Me daba envidia que su precioso trasero iba a ser clavado duramente por dos hombres viejos y gordos.
Llego el sábado y viajamos a Monterrey en la mañana. Los Doctores llegaron en el vuelo de la tarde y nos encontramos en el lobby del hotel. Aclaramos que sería solo la noche del sábado en la que ellos tomarían posesión del cuerpo de mi esposa y mi hija, nada se sexo oral ni mucho menos sexo anal, y por supuesto usarían condón. Claudia y Jimena lucían verdaderamente espectaculares. Ambas tenían puestas el mismo tipo de vestido, el cual colgaba de sus hombros y destacaba sus espectaculares tetas. Los vestidos bajaban completamente ajustados a sus cinturas y caderas, forrando sus nalgas y dejando entrever que sus deseables culos eran cobijados por diminutas tangas. Las dos parecían novias al lado de sus prometidos, pero el culo de mi hija Jimena lucia sensacional. El vestido permitía ver como sus nalgas se movían alegremente cuando ella caminaba y el movimiento de la falda notaba que ocultaba un exquisito y redondo trasero juvenil. Por supuesto los doctores quedaron sorprendidos de ver los culos de Jimena y Claudia. Parecían no creer que esos delicados y hermosos traseros serian clavados por sus vergas esa noche.
Como era temprano y el sol aun resplandecía sus últimos rayos sobre el horizonte acordamos tomar algo en la habitación, así que mientras que yo me dirigía al bar por unas bebidas, vi como Claudia era tomada de la mano por el Doctor Martínez mientras que mi hija Jimena era llevada por el Doctor Jiménez. Ambas parejas entraron al elevador que los conduciría a la suite y presencie, mientras que la puerta se cerraba en frente mió, como las manos del doctor Jiménez, llevadas por la tentación y el deseo, se posaban sobre la cintura de Jimena y bajando, le acariciaban su formidable trasero.
Creo que me demore entre siete a diez minutos, mientras que la atractiva trabajadora del bar, con su corta minifalda, preparaba los cócteles. Subí con las bebidas y al entrar la tarjeta que me permitía abrir la puerta de la suite, escuche quejidos y gemidos. La puerta se abrió y entre colocando las copas sobre la mesa de la entrada.
Pensé que inicialmente saldríamos a dar una vuelta por la ciudad y luego a cenar, pero los Doctores, bastantes excitados de ver los moldeados cuerpos de mi esposa y mi hija, no dieron espera.
En frente mió estaba el Doctor Martínez, aun con su ropa puesta, sentado cómodamente sobre el sillón de la sala. Sentada de frente a el, sobre su abdomen estaba mi esposa Claudia con sus piernas entreabiertas. La parte superior del ajustado vestido de ella estaba caída y sus dos tirantas reposaban sobre su cadera. Por supuesto, las dos deliciosas tetas de mi esposa estaban siendo adoradas por la boca del Doctor Martínez mientras que sus manos recorrían una y otra vez la parte baja del vestido acariciando el culo de ella. El Doctor creo que no se dio cuenta de que yo entre a la suite ya que al parecer su mente estaba ocupada disfrutando de esos dos ricos pechos y sus manos buscaban afanosamente la tanga de Claudia.
Me controle para no salirme de casillas y me dirigí a la suite. Allí estaba Jimena tirada sobre la cama mientras que el Doctor Jiménez a un lado de ella la acariciaba con sus manos. Al igual que su madre, el le bajo la parte superior del vestido y esos dos espectaculares pechos quedaron solo para su lengua, su boca y sus ojos. La otra mano del Doctor acariciaba su deseable trasero. Ella volteaba su cara hacia un lado expresando su desagrado de tener a un hombre de 45 años encima de ella, tocándole su culo y lamiéndole sus tetas.
Volví a la sala dispuesto a salir de la suite donde mi hija y mi esposa empezaban a ser preparadas y vi como Claudia tenia ya levantada su falda y su tierna tanga rosada era visible. Por supuesto el Doctor Martínez seguía comiéndose sus tetas mientras que sus manos recorrían libremente las redondas nalgas de Claudia y trataban de desplazar su tanga hacia un lado.
Salí de la suite y baje al bar donde tome un Martini en las Rocas. Pensé que si ellas pasaban por esta humillación, yo debía estar allí y no mostrar ninguna debilidad, por lo que me arme de valor y decidí regresar a la suite.
Abrí la puerta y entre dispuesto a acompañar a mi esposa y mi hija en esta prueba tan difícil. Y vaya que prueba. Sobre el mismo sillón seguía sentado el Doctor Martínez disfrutando del cuerpo de mi esposa. Ahora ambos estaban totalmente desnudos y su ropa tirada sobre el piso a un lado. El seguía ocupado comiéndose los pechos de Claudia mientras que ella se mecía sobre su abdomen descargando su cuerpo sobre el de el. Baje mi vista y entre las nalgas de ella se veían las bolas de él colgando de la parte baja del pene. Era notorio que su verga tenia puesto un condón. El resto de su tronco no se veía puesto que permanecía oculto dentro de la vagina de Claudia. Por sus pausados y lentos movimientos me di cuenta que ambos ya se habían venido y que habían tenido un fantástico orgasmo.
Quien aun no terminaba era el Doctor Jiménez.
-"Jimena... Jimena... me vengo....... arghhhh.... arrrghhhh... uyyy que ricura.... Dios mioooo...", fueron los gritos que escuche en ese preciso instante.
Me dirigí a la suite y allí Jimena estaba como me la imagine, así como cualquier hombre la desearía tener, en especial por lo atractivo de su cuerpo y su perfecto culo. Su delicado vestido estaba sobre el piso junto con su tanga de color blanco. Ella estaba en posición de perrito sobre la cama, completamente desnuda, sus hermosas tetas bailaban con el movimiento de su cuerpo y aferrado a su cintura, por detrás de ella, con la totalidad de su verga dentro de su vagina, el Doctor Jiménez gritaba y se sacudía celebrando esa monumental derramada, levantando su cabeza al techo cerrando los ojos y viviendo un instante único mientras que su abdomen se sacudía sin control y su verga llenaba, con chorros de semen, el condón que el tenia puesto. Mi hija se veía muy sexy, su cabello suelto se mecía con las sacudidas de su cuerpo, sus manos se aferraban a las sabanas y su hermoso trasero parecía que se hubiese quedado pegado al abdomen del hombre que la clavaba. Ese maldito bastardo expresaba en su rostro lo maravilloso que se sentía al explotar su verga dentro de ella en esa posición de perrito. Mi hija con sus ojos cerrados expresaba el placer de tener una verga taladrándole su vagina.
Espere a que él terminara de sacudirse sobre mi hija y los dos permanecieron quietos en esa posición por unos segundos. Me imagino que de su verga no salio mas semen después de la brutal derramada. El Doctor Jiménez parecía no creer que su verga reposaba en ese momento dentro de aquel monumental cuerpo de Jimena y obsesivamente bajaba su mirada hacia el culo de ella para asegurarse de que su tronco aun estaba en lo profundo de su sexo. En ese momento entro a la habitación el Doctor Martínez quien se dirigía al baño. En su mano llevaba el condón usado con mi esposa, el cual estaba totalmente lleno mostrando que la derramada había sido abundante y que el cuerpo de Claudia le había dado mucho placer.
-"Termina con ella Jiménez que ahora es mi turno de clavar a esa belleza de mujercita", fue el comentario del Doctor Martínez mientras que su verga seguía dura y erecta.
-"Cesar, lo felicito, las tetas de Claudia son una delicia...", dijo antes de entrar al baño dirigiéndose a mi.
El Doctor Jiménez coloco sus manos sobre las nalgas de Jimena y abriéndolas, empezó a retirarle su verga permitiendo ver como su grueso tronco salía de su vagina. Claro, el condón salio lleno de su líquido blanco.
-"Esto es mucha hermosura..... Ahora si entiendo porque pagamos tanto dinero por ti Jimena...", le dijo Jiménez a mi hija mientras que sus manos seguían sujetando sus nalgas y le permitían ver el delicado ano virgen, sus gruesos labios vaginales y el gigantesco y húmedo clítoris colgante de mi hija. El se agacho un poco y con su lengua empezó a lamerle el clítoris mientras uno de sus dedos se introducía en su ano.
-"Sáqueme el dedo del culo, Doctor, por favor", dijo ella volteándose y mostrando su incomodidad.
-"que afortunado tu novio, Jimena, que rico seria clavarte esa belleza de trasero...", dijo el sacándole el dedo de ella y levantándose de la cama.
Me dirigí a la sala y vi a Claudia sentada sobre el sillón. Me senté al lado de ella y nos abrazamos en silencio.
-"Claudia ven.... siéntate aquí y regálame ese par de tetas ricas que tienes", interrumpió nuestro abrazo la voz del Doctor Jiménez quien ahora con condón nuevo se preparaba a tener sexo con mi esposa luego de haberlo hecho con Jimena.
El se sentó en el sofá y se tomo su verga dejando sus piernas entreabiertas e invitando a que mi esposa Claudia se posara sobre su abdomen.
-"Cesar... su hija Jimena es una diosa en la cama... y creo que tu Claudia con esas redondas nalgas y esas ricas tetas eres aun mejor...", dijo el Doctor Jiménez.
Mi esposa se puso de pie y se acerco a él. Abriendo sus piernas, Claudia se paro sobre el sillón y bajo su cuerpo dejando que sus tetas rozaran la cara de Jiménez mientras que el le abría las nalgas y ubicaba su verga en la entrada de su vagina. Ella descargo su cuerpo sobre el y vi como su erecta verga se perdía de mi vista hundiéndose en lo profundo de su vulva. El Doctor Jiménez dejo escapar un largo quejido de placer mientras terminaba de acomodar su verga dentro de ella.
-"Cesar te amo", me dijo mi esposa volteando su mirada mientras que ella empezaba a mecer su cuerpo sobre él, colocando sus brazos detrás de su cabeza y dejando sus voluptuosas tetas en frente de su boca.
Me puse de pie y presencie con dolor como ellos parecía que se habían puesto de acuerdo para disfrutar de las suntuosas tetas de Claudia y del delicado culo de mi hija Jimena. Mi esposa estaba teniendo sexo en la misma posición, la que les permitía comerse sus tetas mientras sus vergas yacían en lo profundo de su vagina, y me imagine que el Doctor Martines se encontraba clavando a Jimena en posición de perrito disfrutando de su juvenil trasero.
En efecto, regrese a la suite y allí estaba Jimena a un lado de la cama, en posición de perrito sobre el piso, de frente a una pequeña silla. Sus brazos y su cabeza descansaban sobre la silla mientras que sus rodillas estaban apoyadas sobre una almohada. Me imagine que ella la había colocado para no sentirse incomoda mientras el la clavaba en esa posición. Al estar ella así yo podía ver perfectamente su estrecho ano y esos jugosos labios vaginales. Justo detrás de ella, agachando un poco su cuerpo, con sus piernas abiertas, y jalando con una de sus manos el cabello de Jimena mientras que la otra se aferraba a una de sus ricas tetas, el bastardo del Doctor Martínez hundía y sacaba su pito de la vagina, repitiendo ese movimiento una y otra vez. Su abdomen se movía cadenciosamente y como yo estaba justo atrás de ellos, veía perfectamente como los labios vaginales de Jimena cobijaban su verga con condón, la cual entraba totalmente y salía de forma parcial. Los pesados testículos de él y las deliciosas nalgas de ella se sacudían con el movimiento de sus cuerpos.
-"Ahhhh... Esto es mucha delicia....desde que te vi en el restaurante con esta hermosura de culo desee cojerte así...... esto es un sueno hecho realidad...", repetía una y otra vez el Doctor mientras que ella en esa posición recibía su verga.
Como ellos no me podían ver por lo que yo estaba justo a sus espaldas, me quede un rato allí viendo como llegaban al orgasmo y el expresaba con sus exagerados gritos y gemidos la fantástica sensación de tener sexo con Jimena en posición perrito. Después de que el se derramo y su cuerpo finalmente se quedo inmóvil, escuche los gemidos de Claudia desde la sala así que decidí regresar a donde ella estaba.
Como si nada ocurriera, salí de la habitación donde Jimena acababa de ser clavada y vi como mi esposa Claudia había sido cambiada de posición. Ella ahora estaba con los ojos cerrados tirada sobre el piso boca arriba abrazando fuertemente la espalda del Doctor Jiménez quien se sacudía encima de ella gimiendo de placer mientras que las piernas abiertas y dobladas de Claudia se aferraban como un gancho a la cadera del cuerpo desnudo de su amante. Era la típica posición de misionero solo que mi esposa con sus piernas recogidas abrazaba el cuerpo del doctor pero con envidia y rabia vi como el pene de él no tenia el condón puesto. Mi esposa estaba siendo penetrada sin protección y me imagine que sus ojos cerrados y lo fuerte que abrazaba al Doctor indicaba que ella estaba disfrutando intensamente como esa verga se sacudía dentro de su vagina. Los gestos mezclados de placer de él, mostraban la fantástica sensación de hacer el amor con ella sin condón.
Reaccione y cuando me disponía a reclamarle a el por el hecho de no tener el condón puesto me di cuenta que era demasiado tarde. El Doctor Jiménez coloco su cabeza al lado de la de ella y sacudiendo su abdomen rápidamente le susurro al oído de ella:
-"Claudia... no aguanto mas... no resisto...me vengo... me vengo..."
Un desgarrador gemido salio de la boca del Doctor. Parecía que el hubiese tratado de contener la eyaculación todo ese tiempo pero no lo aguanto mas y su verga estalló dentro de la vagina de ella. Claudia abrió sus ojos por unos segundos y me miro. Su mirada inicial denotaba la angustia y la pena de tener a su esposo en frente de ella presenciando como otro hombre le hacia el amor. Luego, su rostro cambio a uno mas relajado, apretó sus labios y abrió los ojos desorbitadamente y me di cuenta que mi esposa no pudo disimular el fantástico orgasmo femenino que tuvo al sentir como los chorros de semen calido que expulsaba a borbotones en ese instante la verga del Doctor le llenaban su vagina.
Su espalda formo un arco hacia arriba levantando ligeramente su cuerpo y el de Doctor que estaba encima de ella, con sus brazos parecía que fuera a estrangular el cuerpo desnudo de su afortunado amante y de su boca salio el largo gemido típico que mostraba que ella se había venido y que el orgasmo había sido maravilloso.
Me quede inmóvil y en silencio frente a ellos viendo como sus cuerpos se seguían sacudiendo, cada vez más lentamente, y los movimientos del culo de él mostraban que su verga aun no terminaba de eyacular su semen dentro de ella mientras que mi esposa seguía con los ojos cerrados disfrutando de su orgasmo.
Me sentí impotente. Acababa de presenciar como un hombre se le derramaba en la vagina a mi esposa y yo no podía hacer nada para evitarlo. Luego de 21 años de matrimonio, era la primera vez que un verga sin condón, diferente a la mía, eyaculaba dentro de su vagina y la segunda vez que mi esposa Claudia se dejaba penetrar por un hombre diferente a mí. El primero había sido el doctor Martínez quien 15 minutos antes se le derramo mientras el se comía sus tetas.
En ese instante, un raro grito vino de la habitación:
-"Arghhhhhh..!!! Jimena Siiiii...!!!"
Me regrese a la habitación y vi a Jimena acostada boca abajo sobre la cama, su rostro de medio lado miraba hacia la puerta donde yo estaba y expresaba la sensación de placer que tenia, sus ricas tetas estaban oprimidas por el peso de su cuerpo, bajo su abdomen ella tenia colocadas dos almohadas lo que le permitían a su cuerpo tener su cadera y su culo a un nivel un poco mas alto. Sus piernas estaban semiabiertas y claro su hermoso trasero quedaba disponible para cualquier cosa. El Doctor Martínez estaba encima de ella con sus brazos puestos sobre la cama soportando su peso, con su verga totalmente hundida en su vagina y se sacudía con fuerza hasta después de derramarse.
Claro que el rostro de él no era el mismo. Se veía desfigurado. Al parecer el placer de penetrar, así en esa posición a mi hija, era muy intenso y se reflejaba en las expresiones de su cara mientras que su verga continuaba expulsando semen dentro de su vagina. Su mirada agachada no se retiraba del culo de Jimena. Al parecer quería asegurarse que su verga no saldría de su vagina hasta tanto no terminara de expulsar la ultima gota de su leche, o mejor, le parecía increíble ver como su verga se mecía en frente de ese culo tan deseable. De pronto, vino la sorpresa. Cuando el termino de sacudirse y de su verga no salio mas esperma, el se quedo inmóvil y se dirigió a mi:
-"Cesar... tengo 4 hijos y llevo 20 años de matrimonio... me he acostado con modelos y actrices... pero quiero decirle que me acabo de pegar la mejor derramada de mi vida... es la cuca mas rica que me he podido comer... vi el cielo cuando me vine dentro de Jimena.... su hija es una delicia y ese culo de ella es verdaderamente perfecto...".
En ese instante vi como el empezó a levantarse y de la vagina de Jimena empezó a salir su rígida verga sin condón completamente embadurnada de un semen color gris bastante desagradable.
Mi cuerpo pareció desfallecer. Mi bella y dulce Jimena, esa jovencita que soñaba con realizar estudios de Odontología en la Universidad y por la cual yo daría la vida con tal de que no le faltara nada, acababa de recibir en su vagina una poderosa derramada del Doctor Martínez.
No aguante mas ese espectáculo y decidí entonces salir de la suite. Al pasar por la sala vi de reojo que el Doctor Jiménez seguía aun encima de Claudia ya estando los dos completamente inmóviles. Su verga sin condón seguía escondida dentro de lo profundo de su vulva y su boca repasaba las tetas de mi esposa una y otra vez.
Me dirigí a mi habitación a ver TV. Al cabo de una hora, mi teléfono sonó y al otro lado de la línea estaba el Doctor Martínez quien me invitaba a cenar en el restaurante del hotel.
Quince minutos mas tarde estábamos todos reunidos, comiendo y bebiendo, como si nada hubiese pasado y celebrábamos el acuerdo que salvaba la empresa. Jimena y Claudia lucían los mismos vestidos que al inicio de la tarde ellos les habían desgarrado de sus cuerpos. Ellas lucían igual de hermosas y radiantes, sus cabellos estaban aun húmedos ya que ellas habían tomado una ducha antes de cenar, sus cuerpos y sus culos no reflejaban el hecho de que cada una tenia ya en sus entrañas el esperma de sus afortunados amantes, y ellos reflejaban en su rostro la satisfacción por haberlas clavado.
Luego de la cena salimos a caminar por la ciudad un rato con Jimena y Claudia tomadas de mi mano, disfrutando del hermoso paisaje y los suntuosos hoteles.
Volvimos al rato al hotel y nos encontramos con los Doctores en la discoteca del hotel. No me despegue de Claudia y estuvimos todo el rato bailando abrazados mientras que ellos se turnaban con Jimena. Durante el baile, Claudia me contó que luego de que yo salí de la suite ambas fueron colocadas sobre la cama y allí, nuevamente en posición misionero, fueron clavadas por sus vergas sin condón, además me dijo que el Doctor Jiménez quería tener sexo anal con Jimena y que estaría dispuesto a pagar una cantidad extra con tal de tener solo para su pene el espectacular culo de mi hija. Como ella sabia que yo, por supuesto, me negaría a eso, mi esposa Claudia pidió mi autorización para que el culo de ella complaciera los deseos del Doctor, lo cual acepte.
-"Las queremos de regreso en la habitación en 15 minutos", me recordó el Doctor Jiménez mientras yo terminada de bailar con mi esposa.
Tomamos juntos el ascensor hasta el piso donde estaba la suite. Abracé a Claudia y Jimena, les di un beso a ambas, pero esta vez me anime y se lo di en los labios a Jimena. No conforme con ello, por primera vez acaricie disimuladamente el redondo trasero de Jimena antes de que ellos, tomándolas por la cintura, se las llevaran hacia la suite. Me quede sobre el pasillo viendo como los delicados traseros de mi hija y mi esposa eran tocados por los Doctores mientras ellas caminaban. Luego las vi entrar mientras que ellos no les quitaban la mirada al movimiento de sus nalgas al caminar y finalmente la puerta de la suite se cerró. Me di cuenta que muy seguramente esa noche el delicioso culo de mi esposa recibiría una descarga de esperma y una verga perforaría su delicado y fantástico ano. También me di cuenta que el redondo culo de Jimena es fantástico y al tocarlo envidie como sus vergas eran capaces de montarla en posición perrito.
Entre a mi habitación y me di un duchazo. Luego me metí a la cama y me quede dormido. A eso de las 2:00 AM sentí golpes en la puerta.
-"Papá... papá... soy yo Jimena", escuche que mi hija me llamaba.
Me levante y le abrí la puerta. Ella estaba sola y lucia cansada. Su sexy vestido estaba impecable y parecía que su cuerpo ni siquiera había sido tocado. Claro, el escote del vestido dejaba ver que entre las suntuosas tetas de Jimena gotas de semen me demostraban lo contrario. Al parecer sus espectaculares pechos habían tenido aprisionada una verga antes de que esta explotara sobre ellas.
-"Y tu mama?", le pregunte.
-"Se ha quedado con ellos", me respondió Jimena entrando al cuarto.
Cuando me disponía a ir a mirar que pasaba con Claudia, mi hija me detuvo tomándome del brazo.
-"No vayas papa.... Seria doloroso para ti verla a ella así..... Deja que ellos terminen....".
Trate de soltarme del brazo de mi hija y ella me aclaro lo que ocurría.
-"Papa... entiende... están haciéndolo con ella, los dos al mismo tiempo... el Doctor Jiménez quería tener sexo anal conmigo diciendo que mi culo es perfecto y había pagado mucho dinero por el, y como yo me le negué, mama se ofreció a complacerlo mientras que ella le mamaba la verga al Doctor Martínez....cuando yo salía de la suite Jiménez le hundió su verga en el culo a mamá mientras ella le hacia el sexo oral a Martínez", respondió Jimena de manera fría.
-"OK, pasa y date un buen duchazo", le pedí a Jimena.
-"Quieres algo de comer o de beber?", le ofrecí a Jimena mientras ella iba camino al baño. Viendo a mi hija comprendí que Jiménez tenía la razón. Su juvenil trasero era espectacular y no podía imaginar lo maravilloso que seria tener sexo anal con ella. El afortunado de Raúl, su novio, se debe pegar una fantástica derramada dentro de ese perfecto culo. Definitivamente lo envidio.
Espere a que ella se desnudara y observe como sus sensacionales tetas eran dos perfectos, redondos y duros melones. Luego ella entro a la ducha y espere a que abriera la llave.
Tan pronto el agua empezó a caer y recorrer su cuerpo, me salí de la habitación y me dirigí a la suite. Entre y los intensos gemidos y quejidos de placer de los tres me dirigieron hacia la habitación. Allí observe una imagen erótica que solo había visto en ciertas websites pornográficas. El Doctor Jiménez yacía acostado boca arriba y Claudia sentada sobre su abdomen. Ella estaba recostada sobre el cuerpo de él, así que le permitía a el disfrutar de sus voluptuosos pechos. Mientras que el lamía, besaba y se comía las tetas de mi esposa, su verga permanecía firme en lo profundo de su vagina.
Como ella estaba recostada sobre el Doctor Jiménez, el cuerpo del Doctor Martínez estaba encima de ella por detrás, posicionado de tal forma que Claudia había quedado como un sándwich entre ellos dos. Baje mi mirada hacia el sexo de mi esposa y vi la parte baja de la verga sin condón del Doctor Jiménez y sus pesados testículos como se mecían con el movimiento de su cuerpo mientras que el pene, también sin condón, del Doctor Martínez se sacudía una y otra vez entrando y saliendo de su ano.
Seguí en silencio viendo como mi esposa Claudia, gimiendo de dolor y placer, estaba siendo doble-penetrada, y mientras uno de ellos disfrutaba de sus tetas teniendo su verga dentro de su vagina, el otro le hundía salvajemente al mismo tiempo su coño dentro de su redondo culo. También observe que sus vergas habían estallado ya previamente dentro de ella porque los amplios labios vaginales, la vulva y el ano de Claudia estaban completamente salpicados de semen grisáceo y viscoso.
Claudia Velásquez, la exitosa empresaria que alguna vez obtuvo el premio por ser la gerente más emprendedora, esa maravillosa mujer que muchos admiraban y tenían como ejemplo, esa espectacular esposa que tuve la fortuna de conocer hace 21 años y que era madre de mi adorada Jimena, esa adorada mujer que nunca tuvo una relación extramatrimonial ni le fue infiel a su esposo, recibía sobre la cama los embates de dos vergas quienes al mismo tiempo taladraban sin compasión, su vagina y su femenino trasero. Y todo lo hacia por salvar el delicado trasero de su hija de esas dos sedientas vergas.
Pasaron un par de minutos y los tres llegaron nuevamente al orgasmo. Mientras ellos se quejaban y mi adorada esposa, gritando, recibía en lo profundo de su vagina y su ano simultáneamente sus chorros de semen caliente, me retire de la suite para ir a abrazar a mi hija Jimena quien había salido de la ducha y estaba ya quedándose dormida sobre mi cama.
La abracé y nos quedamos dormidos hasta que los primeros rayos de sol nos despertaron. Mire el reloj y eran las 10:30 AM. El cuerpo desnudo de Jimena estaba a mi lado y sus pechos estaban aprisionados contra mi brazo. Su inmaculado trasero seguía siendo virgen a pesar de que su vagina había recibido en las pasadas 18 horas el castigo de dos penes sedientos de sexo. Soy su padre pero pienso que los Doctores disfrutaron de su cuerpo y pagaron un precio justo por tener a esa belleza de mujer en la cama.
Cuando me disponía a entrar a la ducha, alguien golpeo a la puerta. Abrí y era mi esposa Claudia, con quien nos dimos un fuerte abrazo y compartimos un tierno beso de enamorados mientras que el olor a sexo salía de su cuerpo como una fragancia delicada. Pasamos a la ducha y los dos estuvimos abrazados en silencio todo el tiempo mientras el agua caliente recorría nuestros cuerpos desnudos.
Ese día en la tarde tomamos el avión de regreso a México con la firme convicción de que nada nos detendría para posicionar nuestra empresa nuevamente en el mercado, pero con la perversa idea de que el trasero de Jimena debía ser mío muy pronto.